“Solución cercana para
el uso de la energía solar” (“Use of solar energy is near a
solution”), rezaba un titular del prestigioso diario estadounidense
New York Times el 4 de abril de 1931. Como una premonición, más de 80 años
después, millones de seres humanos en todo el mundo se abastecen de
electricidad por medio de energías renovables como la solar y la
Humanidad se dispone a acelerar la transición hacia una economía baja en
carbono, consciente de la finitud de los combustibles fósiles y de sus efectos
perjudiciales para el medio ambiente, como causa principal del calentamiento
global.
Recitaba el poeta
chileno Pablo Neruda en El Sol: “Yo soy un hombre luz, con tanta
rosa/con tanta claridad destinada/ que llegaré a morirme de fulgor”. La
energía solar, en cambio, jamás morirá de tanto brillar ya que al Sol aún le
quedan 6.500 millones de años de vida, según apunta la NASA. En mucho menos
tiempo, la tecnología solar ha evolucionado hasta resultar competitiva con las
fuentes convencionales de generación eléctrica en algunos países y en apenas
unas décadas más se convertirá en parte sustancial de un sistema energético
sostenible a nivel global.
Además, las condiciones
para su desarrollo son óptimas: cada hora, el sol arroja sobre la
Tierra más energía –en forma de luz y calor- de la suficiente para colmar las
necesidades globales de un año completo. Necesidades energéticas que la
radiación solar podría satisfacer 4.000 veces cada año.
De hecho, según Energías
Renovables Info, la superficie terrestre recibe 120.000 terawatios
de irradiación solar, “lo que supone 20.000 veces más potencia de
la que necesita el planeta al completo”. Para defender el optimismo
depositado en este tipo de energía, la Union of Concerned Scientists sostiene
que sólo 18 días de irradiación solar sobre la Tierra contienen la misma
cantidad de energía que la acumulada por todas las reservas mundiales de
carbón, petróleo y gas natural.
En el artículo de NYT
lanzaban la sugerencia de que la Humanidad “no tendrá que temer más al
agotamiento de las reservas de carbón previstas para dentro de unos pocos
cientos de años si la exposición del Dr. Lange está
justificada”. Finalmente, el científico alemán especializado en energía
solar, Bruno Lange, acertó.
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